Los insultos no deben ser
respondidos. Como ya aclaramos en capítulos anteriores, las malas palabras, las
agresiones racistas y discriminatorias tampoco.
Déjenme comentarles que existen
especialistas en críticas en las redes sociales. Hay gente que sabe reclamar
muy bien sin utilizar vocablos soeces, sin agresiones, sin discriminación, tan
solo con la verdad y haciendo uso de sus capacidades lingüísticas. Esta gente
muchas veces logra sus objetivos y pone muy nerviosas a las compañías que se
preocupan por su reputación en las redes sociales y en la Web en general.
Con cada crítica se activan las
alarmas corporativas que disparan procesos internos. Esto ocurre sobre todo en
las compañías de consumo masivo o de servicios, que están pendientes de que las
críticas de sus clientes no se masifiquen. Además, hay algunas compañías que
las utilizan como oportunidad de mejora para identificar posibles fallas y
tomar acciones correctivas a tiempo.
Personalmente considero que las
críticas en Facebook son menos efectivas que aquellas producidas en Twitter. El
hecho de las diferencias en la privacidad de las cuentas hace que muchas veces
esas críticas vertidas en Facebook no sean visibles más que para el grupo de
pertenencia. Otras veces, las compañías deciden ocultar comentarios y los hacen
visibles sólo para los usuarios “críticos” y sus amigos.
No recomiendo esta práctica
porque es como tapar el sol con un dedo o pretender como la metáfora que enuncia
que si un árbol cae en medio de un bosque y nadie puede verlo ni oírlo,
entonces eso no ha ocurrido. La reputación de una compañía, y muy especialmente
en aquellas B2C de servicios o consumo masivo, se construye desde los grupos
pequeños de pertenencia hasta en aquellos masivos y de alcance amplio. Dicen que
un cliente insatisfecho lo comenta con una media de 10 personas, mientras que
uno satisfecho lo hace con 5. Si esta premisa del Marketing fuera verdad, tendríamos
que preocuparnos y mucho por resolver los problemas de aquellos insatisfechos
y, a través de esta resolución, generar más clientes satisfechos. Así el círculo
se vuelve virtuoso y permite a las organizaciones aprender, mejorar y
superarse.
En tema costos también es
beneficioso porque ese costo inicial de resolver un problema, redundará en
publicidad gratuita y en mayores ventas dentro de los grupos de pertenencia del
cliente insatisfecho inicial.
Comentarios