Para toda estrategia, para toda
táctica y para cualquier iniciativa que se emprenda en una compañía es
fundamental mostrar tanto la planificación, con sus respectivos objetivos, como
los resultados obtenidos.
La mentalidad corporativa marca
que cuando se obtienen resultados, las acciones fueron bien ejecutadas y cuando
no se alcanzan, en algo se debió fallar. Este pensamiento simplista y a veces
básico resulta un tanto injusto. Muchas veces se realizaron planificaciones
brillantes, se plantearon objetivos claros, se ejecutaron las tácticas de un
modo correcto, pero se obtuvieron magros resultados. En estos casos resulta
preciso analizar los tiempos de los públicos.
El primer error que cometemos
muchas veces es pensar que los tiempos de las empresas son los tiempos de la
gente. Esta estrategia de empujar un contenido, un producto o una idea ya no
funciona. Además, muchas veces los fracasos y los éxitos no tienen explicación.
Cada día me convenzo más de que lo crucial resulta no “hacer lo mejor” sino
“hacerlo mejor”. Es decir, superarnos con cada error.
En mis épocas de facultad, leí un
libro de frases célebres y quedé maravillado con una de Oscar Wilde que decía:
“Experiencia es el nombre que damos a nuestros errores”. Hoy detesto esa frase
porque creo que los aciertos y los éxitos también nos dan experiencia. Es
cierto que los errores dejan marcas profundas y dolores. Generalmente
aprendemos por vergüenza de habernos equivocado, pero debemos saber disfrutar
de los éxitos también. Las victorias y los logros también
enseñan y considero que pueden enseñar tanto o más que los fracasos, porque nos
unen, nos reconfortan y nos potencian la autoestima.
Por las dudas, para algún lector
despistado, me gustaría aclarar la diferencia que entiendo entre táctica y
estrategia con un ejemplo muy burdo. Supongamos que estoy pesando 150 kilos y
quiero bajar de peso. Empiezo a levantarme todos los días a las 6 AM, voy al
gimnasio a hacer crossfit, hago cuatro comidas por día: desayuno, almuerzo,
tomo un té y una comida por la noche. Saco de mi dieta los azúcares y las
grasas, también los hidratos de carbono. En este ejemplo, mi objetivo sería
bajar de peso. Mi estrategia sería alimentarme bien, tener una dieta saludable
y hacer ejercicio. Mi táctica sería la cantidad de ingesta diaria, las calorías,
los horarios de entrenamiento, las horas de descanso, mis estadísticas de peso,
la frecuencia con que me pesaré, etc.
Hecha esta introducción, pasaremos a definir en próximos posts qué medir, cómo
hacerlo, el éxito y el fracaso.
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